Intro

Casi siento el sabor del café en mi boca para comprobar que estaba dulce y en su punto el cafecito que mi abuelito me pedía después de la comida o la siesta (la cieguita) . Las cosas que aprendí con él y que me han ayudado en mi vida, su colección de timbres y de monedas y con que delicadeza guardaba cada uno de ellos con esos dedos ásperos y toscos en pequeños cartoncitos blancos y papel celofán, el olor a acerrín de su cuarto de herramientas, el orden en que tenía cada clavo, tornillo o tachuela en pequeños frasquitos pintados de diferentes colores, el ruido de la sierra eléctrica a las 7am los fines de semana, recordar su sonrisa, sus pellizcos en mis mejillas y en mi nariz me sacan un gran suspiro de melancolía pero que de todos esos recuerdos lo más valioso fue ver y ser testigo que él lo pasaba genial, era perfecto ver como tenía el sentido perfecto como hombre jubilado de como gastar el tiempo y la sabiduría con que empleaba sus tiempos de ocio, en definitiva, jamás permitió que el tiempo pasara por él... él siguió pasando por el tiempo aprovechando cada minuto que la vida le regaló.

Mi madre me hizo un regalo muy especial, sin saberlo me he convertido en una coleccionista de pequeños detalles de las personas que no están a nuestro lado y que sin embargo tienen un valor excepcional (la agenda de mi abuelo, el costurero de mi suegra y mil herramientas de mi suegro que han sido muy útiles en estos días). Esta agenda especie de bitácora con mil y un consejos prácticos para la vida casera y sólo hoy que soy una ama de casa me encanta abrir, leer y oler entre sus páginas las soluciones a las tareas domésticas que desconocía. Espero y disfruten tanto como yo he disfrutado leer sus consejos dicho sea de paso los transcribiré tal cual como él los escribió y así seguir yo su proyecto de "Buenas ideas" para solucionar problemas caseros que nos rompen la cabeza cada que queremos solucionarlos.

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